Por tercer año, el escultor Emilio Sánchez ha desplegado hasta 25 esculturas en las calles de su pueblo natal, Gil García, cerca de El Barco de Ávila.
Son obras con su particular estilo que unen formas abstractas y de la naturaleza, utilizando básicamente maderas y materiales de la tierra que conoce desde niño, con los que convivió en su infancia. Una localidad de la comarca del Aravalle que no supera los 15 habitantes en invierno, recibe decenas de veraneantes en época estival, a los que se han unido ahora quienes quieren recorrer las esculturas entre sus calles
Sánchez, que a comienzos de año realizó una amplia exposición en el Museo de Ávila, selecciona las piezas brutas en las que cree que reside el volumen que busca y las adapta a forma final, añadiendo elementos para mostrar la expresión que desea, y que da como resultado expresividad y movimiento. La muestra puede verse hasta mediados de septiembre.